Tío Juan.

Agosto 2, 2005. Recibí la llamada que sabía que llegaría cualquier momento. La llamada que me diria que mi tío, Juan Manuel Di Puglia Ortiz, había dejado de ser. Hace apenas un par de meses que había realizado un viaje a Las Vegas nos topamos. Yo viaje de NYC a las Vegas, él de Los Angeles a Las Vegas. Lo noté un poco demacrado. Es él stress me dijó. Nos pusimos al día en nuestras vidas pues eran tres largos años desde que nos vimos por última vez. Siempre con su buen sentido del humor. Reimos. Mejor dicho, me hizó reir. Yo pensaba que mi tío Juan era indestructible, que nada le podía hacer daño. Silenciosamente, ya estaba batallando con los primeros sintomas de un Cáncer. Tanto cigarrillo, al final le pasó la factura. A las pocas semanas de nuestro encuentro, empezaron las quimoterapias y los tratamientos. Siempre lo guardó en secreto para los familiares. Solo su esposa y su hijo lo sabían. El resto de la familia, los que están en Ecuador, y yo nos enteramos cuando ya estaba en una cama inconciente. Cuando el Dr. dijó "Solo nos queda esperar". Agosto 1,2005. Una llamada. Me dieron la noticía que mi tío esta grave en un hospital. Es una broma, conteste. No juegues así!! Al otro lado de el telefono, al otro lado de el País, su esposa se quebró en llanto, y me dijó, "Hernán, no es broma. Tu tío se esta muriendo". En mi mente tenía miles de preguntas por hacer. No las hizé. Viajo de inmediato, le contesté. Mi viaje estaba previsto para Agosto 2,2005 a las 8PM. Recibí la fatal llamada 5 horas antes de viajar. No llegué a tiempo para verlo por última vez.

Viviste 55 años. Y desde 1974, siempre se preocupó por mí. Me dicen que mi tío me regalo mi cuna cuando nací. En cualquier trobo en que estubiera metido, sabía que contaba con mi tío para que me rescatara. Y él sabía que contaba conmigo.

Tuvimos problemas y discusiones, es verdad. Pero el gran cariño y respeto que sentíamos el uno hacia el otro era más fuerte que cualquier puteada entre nosostros dos. Siempre lo recordaré.